Esta técnica busca ayudar a que el proceso natural de curación del propio paciente se vea activado para romper con el círculo vicioso de algunos problemas crónicos. Un factor de crecimiento es una proteína que produce una señal biológica que estimula o inhibe una función celular. El plasma se obtiene de la sangre del propio paciente tras centrifugarla para concentrar el número de plaquetas. Después se rompen las plaquetas para obtener así los factores de crecimiento que contienen.
El tratamiento está indicado en multitud de patologías, retardos de consolidación ósea, lesiones de ligamentos o musculares, degeneración tendinosa o úlceras cutáneas, donde el tratamiento por medio de PRFC se ha revelado altamente eficaz. Unas veces, puede realizarse en lugar de una intervención quirúrgica, y otras veces, complementario a la intervención, pero el objetivo final será siempre el de permitir que el proceso natural de curación de nuestro cuerpo pueda activarse y ser más rápido y seguro.